lunes, 21 de julio de 2014

Bélgica: un país que no es un país (II)

Estado federal es aquel que está dividido en diferentes regiones que se organizan de forma más o menos independiente y controlan, a su antojo, diferentes competencias. Alemania es el ejemplo más conocido de estado federal... pero en Bélgica encontramos el federalismo en su máxima expresión. 

El país se divide en tres regiones: Flandes al norte, Valonia al sur y Bruselas (geográficamente situada en Flandes). Cada una de estas regiones tiene su propio presidente de gobierno, su propio parlamento y gestiona sus competencias (economía, sanidad,...). 

Mapa político de Bélgica: Flandes en amarillo, Valonia en verde
y Bruselas en rosa. Cada región se subdivide en provincias.


Al contrario de la creencia general, Bélgica no es un país bilingüe. Cuenta con 3 lenguas oficiales: flamenco (dialecto del neerlandés), francés y alemán. En Flandes, la lengua oficial es el flamenco. En Valonia lo es el francés. En cambio, Bruselas es la única región belga bilingüe con francés y flamenco como lenguas oficiales. ¿Y el alemán? Después de la Primera Guerra mundial, un pequeño territorio alemán pasó a ser de soberanía belga para compensar los daños causados tras el conflicto. Entonces nos encontramos con la siguiente situación: un país dividido en tres regiones geográficas que en algunos casos no corresponden con las lenguas oficiales de cada una de ellas. En el país del consenso y el diálogo infinito esto tenía una fácil solución: la creación de tres nuevos gobiernos: Comunidad Flamenca, Comunidad Francesa y Comunidad Germana. Cada comunidad lingüística tiene su propio presidente y parlamento encargado de gestionar las competencias en materia de cultura y educación. 


Comunidades lingüísticas: flamenca en amarillo, francesa
en rojo y germana en azul. Bruselas (en naranja) es bilingüe
con francés y flamenco como idiomas oficiales.


Un niño que nace en Flandes será escolarizado en instituciones gestionadas por la Comunidad Flamenca. Del mismo modo, un recién nacido en Valonia recibirá una educación en francés. El nacido en territorio bajo dominio de la Comunidad Germana recibirá su educación en alemán. Pero, ¿qué pasa con quienes nacen en Bruselas?. Bruselas es la única región bilingüe del país. Esto significa que tanto la Comunidad Flamenca como la Francesa están presentes en el territorio. Entonces es cada familia quien tiene la difícil tarea de decidir a qué Comunidad adherirse para que la educación de sus hijos sea afín a las leyes flamencas o francófonas. Allí hay colegios, institutos y universidades gestionados por ambas comunidades. Escolarizar a tu hijo bajo una u otra institución determinará su futuro. 



Pero... ¿y quién organiza este jaleo? El presidente del gobierno de Bélgica. Irónicamente, los poderes del presidente del país son muy limitados, pues la mayoría de las competencias se encuentran en manos de los otros seis presidentes (recordemos: tres presidentes designados por entidad geográfica y otros tres presidentes designados por lengua oficial). Básicamente, la presidencia belga gestiona la defensa del estado y seguridad social. Además es el encargado de dar cohesión a la peculiar estructura política del país.

Además, ¿sabías que el presidente de Bélgica no es elegido democráticamente? En el sentido estricto de la palabra, claro. Resulta que el presidente belga no lo eligen los ciudadanos directamente mediante elecciones generales. Es elegido tras intensas negociaciones por los miembros de los seis gobiernos anteriormente citados (estos seis gobiernos sí que son elegidos por el pueblo). En el año 2010, las negociaciones no salieron adelante. Resultado: el país estuvo sin presidente durante 535 días (casi dos años). Sin embargo, las cosas seguían funcionando: los niños iban al colegio, los abuelos cobraban sus pensiones, la tasa de paro descendió... Esto sólo puede entenderse gracias a la gran descentralización de poderes.

Coge aire que ya acabamos. Y es que falta un último protagonista en esta maravillosa historia: el Rey. Como en todas las monarquías parlamentarias modernas, el Rey de Bélgica es el encargado de sancionar las leyes aprobadas por el parlamento nacional. No se trata de una figura relevante, aunque la mayoría de la población lo apoye y respete. Al igual que la española, se trata de una monarquía de carácter hereditario.

A modo de anécdota, os contaré aquella vez que el padre del actual Rey estuvo a punto de liarla muy gorda. Tocaba sancionar la ley del aborto. Una ley muy avanzada para aquella época. Sin embargo, las fuertes creencias religionas del monarca le impedían sancionar dicha ley. Eran muchas las presiones que recibió de los distintos gobiernos, así que decidió tomar una pintoresca decisión: abdicar durante un día. La abdicación, según la constitución belga, otorga derecho al parlamento nacional a sancionar leyes. Y así lo hicieron. Un vez entrada en vigor esta ley, el monarca decidió volver al trono y seguir reinando unos cuantos años más. Murió sin haber sancionado una ley en contra de sus principios pero que en la práctica se llevó a cabo. 

Estación de trenes Central de Bruselas. Como región
bilingüe que es, en ambos idiomas nos lo indican.

¡Vaya jaleo! Con todas estas diferencias uno se pregutna: ¿se aborrecen flamencos y valones? No. No hay aborrecimiento mutuo, sino ignorancia mutua. Como dato: sólo un 1% de todos los matrimonios en el país tiene lugar entre flamencos y valones. Pregúntale a un flamenco qué visitar en Valonia y obtendrás como respuesta un alzamiento de hombros en señal de "no tengo ni idea". Espera la misma respusta si le preguntas a un valón qué hay que ver por el norte del país.

¿Sorprendido? Pues espera que esto te va a hacer gracia. En Bélgica no hay partidos políticos nacionales. En Flandes votas a partidos flamencos y en Valonia a partidos valones. No hay prensa nacional. Ni televisión nacional. Por no tener, no tienen ni Cruz Roja nacional (cada región geográfica gestiona su propia Cruz Roja). Es más, si un estudiante universitario en Valonia desea estudiar por un período de tiempo en Flandes, debe solicitar una beca Erasmus. Sí, una de esas famosas becas de movilidad internacional europea. 

En fin. Esto es Bélgica. Grandes diferencias políticas, culturales y sociales que en otro país seguramente hubieran tenido trágicas consecuencias. No tendrás que pensar mucho para encontrar ejemplos donde se ha liado bien gorda por mucho menos.

No digo que Bélgica sea un espejo para otros países con problemas similares, pero sí puede ser un buen libro que consultar. Esta es mi opinión, claro.


martes, 15 de julio de 2014

Bélgica: un país que no es un país (I)

Bélgica: país con una extensión ligeramente superior a la de la comunidad autónoma de Galicia. Casi 11 millones de habitantes, donde 6 millones son flamencos, con neerlandés como idioma y 5 millones son valones, con francés. Además 30.000 personas hablan alemán. Estas son las 3 lenguas oficiales de un estado con monarquía parlamentaria, como la española. 

Es probable que hayas oído hablar sobre las disputas entre flamencos y valones, sobre nacionalismos elevados a la máxima potencia o sobre movimientos independentistas en Bélgica. Hagamos un repaso rápido a la historia de este pequeño estado.

Bélgica nació como país en el año 1830 tras independizarse de los Países Bajos. Se trataba de un territorio donde el 60% de la población era flamenca y el 40% valona (porcentajes que se siguen manteniendo en la actualidad). Eran estos últimos, los valones (francófonos) quienes movían el cotarro: aristócratas, cultos, ricachones de habla francesa. En cambio, el pueblo flamenco carecía de universidades y su idioma, tan diferente al francés, les mantenía alejados de quienes vendían el bacalao. Fue tal la diferencia de clases que en un principio los valones llegaron a solicitar la independencia de la chusma flamenca. Así, el francés fue establecido como idioma oficial del estado. Las tendiones aumentaron, pero en un país tradicionalmente pacífico como este, comenzaron las negociaciones. Resultado: el flamenco se respeta. En Flances aprovecharon este reconocimiento oficial para reclamar lo que es suyo y para demostrar a los afrancesados que el neerlandés es un idioma igual de culto y útil. Reclaraon la gestión de algunos centros culturales, como teatros y universidades. Fue entonces, a mediados del siglo XIX, cuando las universidades de Lovaina y Gante se transforma en instituciones flamencas.

Llegamos a la Primera Guerra mundial. Guerra en la que Bélgica se declara neutral... pero finalmente es invdida por Alemania. La minoría flamenca, un poco cansada de los cursis franco-parlantes, decide apoyar tímidamente al invasor alemán. Esto irrita a los valones, que tras nuevas negociaciones aprueban medidas para aumentar la brecha que divide a los del norte y los del sur. Para colmo, tras la victoria aliada, un pequeño pedazo de tierra alemán pasa a formar parte del territorio belga. Y entre discusión y discusión, llega sin quererlo la Segunda Guerra mundial. Nuevamente, la Bélgica neutral es invadida. Y destruida. Las tensiones de la guerra aumentaron las diferencais entre unos y otros. Hoy en día es un tema tabú, pero los flamencos entraban dentro de lo que algunos megalómanos consideraban "raza aria". En cambio los francófonos... bueno, te imaginas.

Con la victoria aliada y la economía belga por los suelos, numerosas empresas de países más poderosos se asientan en Flandes (con salida al mar y puertos como el de Amberes). Fue entonces cuando la que siempre fue la región más pobre de este país comienza su despegue económico. Nuevos recelos y envidias se desatan, resultando en más división entre flamencos y valones. 

A día de hoy, Flandes representa el verdadero motor de la economía belga. Pero ya casi nadie busca la independencia. Ni hay rencor entre vecinos. Directamente, no hay relación entre ambos. Cada uno va a su bola. ¿Cómo lo han conseguido? ¿Por qué siguen estando dentro de un mismo país si el sentimiento no es ese? En próximos episodios...

lunes, 24 de febrero de 2014

Navidad

Sé que estamos casi a finales de febrero, pero la falta de tiempo (y por qué no decirlo, también de ganas) me han retrasado a la hora de escribir estas líneas. Y si decido escribirlas a estas alturas es porque para mí es algo que mereció la pena.

Árbol de Navidad elaborado donde 
se encuentra escrita la frase
"Feliz Navdid" en cada uno de los idiomas
de las personas que viven en la planta.
Hablamos de la Navidad. Puede que no sea la fecha más señalada del calendario cristiano, pero sin duda es la celebración que a más gente mueve ya sea por su verdadero significado o por las luces y escaparates decorados que tanto animan a salir a la calle.

En todas las culturas, con sus pequeñas peculiaridades, se celebra la Navidad. Demasiado esfuerzo me ha costado explicar a mis compañeros europeos que en España los regalos se reciben el día 6 de enero a cargo de los Reyes Magos. Aunque paradójicamente, también me costó entender que en Bélgica los regalos los recibían de manos de San Nicolás el día 5 de diciembre. Y continuando con los aspectos más paganos de estas fiestas, me gustaría contaros cómo se vivieron aquí.

Con mucha ilusión. Se hacía extraño ver la falta de decoración navideña en la residencia, así que esa ilusión a la que ya he hecho mención sirvió para que entre todos pusiéramos nuestro granito de arena para caldear el ambiente.

Cristales decorados con textos y
estrellas de papel hechas por las
personas de la planta
Cómo no, no podía faltar una corridor dinner versión navideña. Ni un árbol de navidad con sus luces. Ni guitarras ni flautas para amenizar las noches. Hasta en los cristales se podían leer mensajes que hacían de la residencia algo más acogedor por esas fechas tan señaladas. 

Papel, tijeras y rotuladores hicieron el resto. De la habitual sobriedad pasamos al más cálido de los ambientes. ¿Qué tipo de personas dedicarían tantas horas a esto? Sólo un grupo de locos...

Corridor dinner christmas version
Al contrario que muchos de mis compañeros, yo como el turrón, volví a casa por Navidad. En cambio, los que se quedaron, vivieron una experiencia inolvidable.

Árbol de Navidad comprado por las
personas de la planta
Ambiente navideño

sábado, 22 de febrero de 2014

"Corridor dinner"

O en castellano "cena de pasillo". Es probable que más adelante (en función del tiempo del que disponga o de las ganas que tenga), escriba algo sobre cómo es la residencia universitaria en la que me hallo. Pero resumiendo, podemos decir que se organiza en una serie de bloques de 5 alturas donde se ubican cientos de habitaciones. Cada una de las plantas de los bloques cuenta con una gran cocina que es común para todo el piso.

Esta cocina es un punto de encuentro para todos, donde a la hora de la comida o de la cena siempre encontrarás gente entre el ruido de los fogones o el de las campanas extractoras. Además, las cocinas cuentan con una gran mesa central para comer o tomar tranquilamente un café mientras charlas con quien en ese momento pulule por allí.

En ciertas ocasiones y dependiendo de la simpatía de los inquilinos que habiten la planta, se pueden llegar a organizar eventos para toda la gente que viva allí. Y afortunadamente, esto es algo que ocurre en el segundo piso del bloque de Gottingen (en el cuál resido).

Para ejecutar con éxito una "corridor dinner" se necesitan 3 elementos principales:
  1. Iniciativa. Generalmente  corre a cargo de Olivia, la chica británica del segundo piso de Gottingen. 
  2. Gente animada. Esto no supone ningún problema, pues somos muchos quienes acudimos al evento con ganas de probar cosas nuevas y pasar un buen rato en compañía.
  3. Conocimientos culinarios básicos. Para cada corridor dinner nos organizamos en grupos por nacionalidades: españoles, italianos, franceses,... y cada grupo cocina una especialidad típica de su país. Como muestra un botón:
Tortilla y pan tumaca (pa amb tomàquet) 
elaborados por la Spanish crew 
para una corridor dinner

Juntando estos tres elementos a un horario europeo (que suele rondar las 19:00 o 19:30), tenemos lista nuestra cena de pasillo. Es tan grande la fama que ha alcanzado el evento que hasta la inmensa cocina se queda pequeña.
Imagen tomada en la última corridor dinner 
donde se batió el record de mesas unidas 
en la cocina: 4 en total, donde lo normal son 2.

Sinceramente he perdido la cuenta del número de veces que hemos organizado una corridor dinner, pero puedo asegurar que en cada una de ellas he probado cosas deliciosas de distintos países y culturas (cuscus, curry,...). Esto es posible gracias a la diversidad cultural que se sienta en la mesa en cada una de estas cenas y que en ocasiones hace sinónimos los términos "corridor dinner" e "international dinner":
Tercera corridor dinner del primer semestre
Primera corridor diner del segundo semestre.
Caras nuevas y alguna repetida

Y con este sencillo gesto tan ancestral de sentarse unos en frente de otros con un plato y un vaso entre medias una de las mejores maneras de pasar un rato ameno y alegre conociendo un poquito más de mundo sin moverse de la silla.

Concluyo diciendo que no siempre tienen lugar estas cenas en la cocina del segundo piso de Gottingen. La despedida de nuestros compañeros del primer semestre se hizo en el famoso restaurante Amadeus, donde por 20€ puedes disponer de "barra libre" de costillas de cerdo y patatas asadas:
Imagen tomada en el Amadeus después de repetir entre
3 y 4 costillares de cerdo por cabeza

Me despido hasta la próxima entrada de mi blog con una imagen de los postres que pudimos degustar en la última corridor dinner que tuvo lugar el pasado martes. Para endulzaros la vista:
Macedonia de fruta, brownie de chocolate, tarta de chocolate,
tiramisú, algo parecido a un buñuelo y tarta amarilla de
composición desconocida pero que estaba buena.