martes, 8 de octubre de 2013

El estudiante español

Atrás quedaron los días donde los pasillos de la residencia universitaria estaban casi vacíos. El curso ha comenzado; y aquellos que decidieron alargar sus vacaciones de verano ya ocupan las habitaciones que el departamento de alojamiento les ha proporcionado. Más nacionalidades, más variedad lingüística, más bicicletas en las calles... en resumen: un ambiente distinto al que acostumbramos a vivir.

Pero es curioso. A pesar del notable incremento en el número de estudiantes, el puente sobre el que se sostenían las primeras conversaciones entre personas de distinta nacionalidad se tambalea. El puente del inglés ya no es necesario. Ese puente que, como si fuera por arte de magia nos permite comunicarnos con cualquiera,  parece inútil. ¿A qué se debe esto? Al estudiante español.

El estudiante de cualquier país europeo, casi aislado por el bajo número de compatriotas en suelo belga, es el que busca entablar conversación con gente de otras nacionalidades. En cambio, el estudiante español animado por el gran número de compatriotas, es el que busca formar un grupo cerrado de ellos para poder entenderse más cómodamente.

El estudiante europeo es el que sabe trasnochar y sabe madrugar:


El estudiante español es el que sabe trasnochar y se siente orgulloso de no madrugar:


Ante un examen, el estudiante europeo es el que dice "I didn't pass". El estudiante español en cambio es "el que aprueba" pero "al que le suspenden". 

El estudiante europeo es el que mide sus logros en becas obtenidas. El estudiante español es el que ni se molesta en solicitarlas "porque son mucho jaleo y papeleo" (someone dixit).

El estudiante europeo es el que aparece por encima de la barra roja. El estudiante español es el de la barra roja.

Creo que sobra decir que lo arriba mencionado no se trata más que de una generalización. Bien es cierto que el comportamiento de más personas de las esperadas me ha llevado a escribir estas líneas a modo de queja. Probablemente todo se reduzca a un conjunto de actitudes propias de una cultura que, por lo visto, no entorpecen a la hora de conseguir los objetivos que supuestamente nos marcamos:
(Entrevista a Julio Carabaña, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid)

No obstante, la sensación de estar rodeado de personas que no hablan ni entienden tu idioma resulta de lo más gratificante.

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